7 de enero, para mí es ahora cuando realmente empieza al año. Sí, por mucho que celebremos con uvas y campanadas el cambio oficial del año, yo hasta que no llega el 7 u 8 de enero, que es cuando hemos terminado con todas las festividades familiares, etc, no empieza nada.
Es ahora cuando regreso a la rutina, quiero crear nuevos hábitos que enriquezcan mi vida y es cuando me pongo en marcha de verdad. Esto me ha hecho que en lugar de querer establecer objetivos, etc, para el nuevo año a finales de diciembre o a principios de enero como todo el mundo yo lo haga a finales de enero cada año, de hecho siempre celebro una sesión especial de planificación del nuevo año en nuestro curso “Alto Rendimiento” en torno al 20 de enero (la de este año será el lunes 21 de enero), nunca antes. ¿Por qué? Por que el subidón de querer hacer de todo a la vez que tiene todo el mundo a principios de año y que hace que pretendan hacer 80 cosas a la vez ya se ha pasado. Es todo más realista.
A mí me gusta pensar en objetivos que me inspiren, pero también que sean asumibles, y con que sean asumibles no me refiero a que sean pequeños o insignificantes, si no a que su implementación sea sencilla. Además cada vez creo que ponernos menos objetivos es mejor. Cuando tienes mucho que abarcar acabas sobrepasada, no sabes ni por dónde empezar, sin embargo si tienes poco en lo que enfocarte es mucho más fácil. Elige unos pocos objetivos, prepara un paso a paso accionable a corto, medio y largo plazo para cada uno de ellos, actúa, lógralos, y una vez conseguidos, ve a por otros.
Azucena Caballero
- Revisar tus acciones diarias - 19 enero, 2020
- A veces sólo hay que escuchar - 30 octubre, 2019
- La multitarea es buena. - 22 octubre, 2019